A la hora de elegir un sistema de climatización para el hogar, además de ver cuánto nos va a costar la inversión inicial, es una buena idea pensar en qué va a gastar más energía eléctrica, ya que este consumo va a tener un reflejo directo en la factura.
Si nos planteamos qué gasta más, el aire acondicionado o el ventilador, la respuesta es clara: los sistemas de aire acondicionado, por muy eficientes que sean, tienen un gasto energético mayor que el de los ventiladores. Se calcula que, en términos generales, el consumo de electricidad del aire acondicionado es entre 5 y 9 veces mayor que el de un ventilador.
Según un experimento llevado a cabo en la web Afresherhome.com, incluso si utilizamos el aire acondicionado solo con el modo ventilador -sin que enfríe el aire-, gasta más que un ventilador. Evidentemente, los números cambiarán dependiendo del tipo de aparatos que utilicemos, pero sirven para que nos hagamos una idea:
MODO | VENTILADOR (Vatios) | AC (Vatios) |
Modo ventilador AC (Nivel mínimo) | N/A | 57 |
Modo ventilador AC (Medio) | N/A | 60 |
Modo ventilador AC (Máximo) | N/A | 63.2 |
Velocidad mínima | 55 | 449 |
Velocidad media | 66 | 460 |
Velocidad máxima | 87 | 467 |
Fuente: Afresherhome.com
Esta diferencia tan grande entre el consumo energético del aire acondicionado y el del ventilador está directamente relacionada con la manera en que funciona cada uno de ellos. En realidad, es difícil compararlos porque, aunque no lo parezca, no realizan el mismo trabajo.
Por qué el aire acondicionado gasta más energía que el ventilador
Para saber qué gasta más, si aire acondicionado o ventilador debemos saber que el funcionamiento del aire acondicionado es bastante más complejo que el del ventilador. Estos aparatos necesitan un motor para poner en marcha un compresor que distribuye refrigerante a través de un circuito, y también para mover unos ventiladores que absorben y expulsan aire. Por un lado, se toma aire del interior, este se enfría al entrar en contacto con el refrigerante, y se expulsa de nuevo a la habitación; por otro lado, el aparato contiene una serie de ventiladores que tiran el aire caliente al exterior, evitando así que se sobrecaliente.
Un sistema de aire acondicionado incluye ventiladores, pero, además, tiene que hacer muchas otras cosas que requieren energía. No solo gasta más electricidad, sino que también necesita más potencia.
El ventilador simplemente necesita mover unas aspas y/o el aparato en sí, dependiendo del movimiento que haga, a más o menos velocidad. Cuanto más rápido vaya, eso sí, mayor será el consumo de energía.
Para saber qué gasta más, el aire acondicionado o el ventilador debes saber que lo que hace un ventilador es simplemente mover el aire, no lo enfría. Al “empujar” el aire, este permanece menos tiempo sobre nuestra piel u otras superficies, de manera que no da tiempo a que se calienten. Por ese motivo, cuando ponemos el ventilador, tenemos una sensación de fresco y también parece que en la habitación haga menos calor. Pero, en realidad, lo que cambia es la sensación térmica, no la temperatura.
Aire acondicionado vs. Ventilador
Si vamos a elegir entre el aire acondicionado o el ventilador por el consumo energético, entonces está clara cuál será nuestra elección. Sin embargo, hay que tener en cuenta también el confort térmico. Ambos sistemas tienen sus ventajas y desventajas.
La mayor ventaja del aire acondicionado es el confort. Este sistema nos permite un mayor control sobre la climatización de los espacios; podemos elegir y mantener la temperatura que queramos, lo cual, dependiendo del clima del lugar en el que vivamos, puede que sea necesario para alcanzar el confort térmico en el hogar.
El problema del aire acondicionado es su alto consumo energético; si lo tuviésemos puesto todo el día, podría suponer cerca del 37% de la factura. Requiere una instalación que puede ser costosa, y mucho más si queremos que sea un sistema de aire centralizado (también consume bastante más).
Además, incluso aunque utilicemos solamente el modo ventilador, sin refrigerar, no solo seguimos consumiendo más que con un ventilador, sino que el flujo de aire y la capacidad de dirigirlo donde queremos, es bastante menor.
Aun así, también es cierto que cada vez contamos con sistemas de aire acondicionado más eficientes, que pueden hacer que incluso sea interesante plantearse reemplazar un aparato antiguo por uno nuevo -pensando en el ahorro en la factura eléctrica. También hay algunos trucos que nos permiten ahorrar energía con el aire acondicionado, como mantener la temperatura adecuada: cada grado que subamos el termostato, supone un ahorro de hasta un 4%. Se recomienda que la temperatura del aire no tenga una diferencia de más de 12 grados con el exterior; lo ideal es programarlo entre los 24 y los 26 grados.
El ventilador es mucho más económico, tanto en el coste del aparato y su instalación (si es que hay que instalarlo) como por su menor consumo energético. Ahora bien, no refresca del mismo modo en que lo hace el aire acondicionado.
El uso del ventilador depende bastante más de las condiciones climáticas del exterior. Puede haber momentos en los que haga tanto calor que por mucho que movamos el aire no será suficiente como para que la sensación térmica sea de fresco. Si el aire en el interior es caliente, lo único que haremos será remover ese aire, pero sin enfriarlo.
Conclusión: ¿Qué es mejor, el aire acondicionado o el ventilador?
Ante un clima en el que no se llegue a picos de calor muy altos -lo cual cada vez es más habitual-, los ventiladores son una excelente solución. Un ventilador es más barato y eficiente que el aire acondicionado, y su instalación y mantenimiento es mucho más sencillo.
Ahora bien, en determinadas condiciones, si lo que buscamos es el bienestar, no nos quedará más remedio que optar por el aire acondicionado. En ese caso, merecerá la pena elegir un sistema que sea energéticamente eficiente y asegurarnos de que lo utilizamos bien, programándolo para optimizar su uso, aclimatando el espacio a una temperatura óptima o con un mantenimiento adecuado para que no consuma más de lo que debe.
Una solución salomónica es que, si necesitamos utilizar el aire acondicionado, lo combinemos con el ventilador. Una vez tengamos la habitación a la temperatura deseada, podemos prescindir del aire y utilizar el ventilador.